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jueves, 26 de diciembre de 2013

Mi pequeño relato

Bueno hoy quería enseñaros un pequeño relato que he escrito, espero que os guste, he puesto toda mi ilusión en escribirlo y creo que no me ha quedado muy mal...
Si podéis darme vuestra opinión os lo agradecería mucho, espero que os guste.

ÚLTIMOS DÍAS DE CAROLINA

14 de mayo 1991
Mi nombre es Carolina, tengo 28 años.
He decidido escribir este diario por si algún día le sirve de ayuda a alguien con mi mismo problema. Para animarle a que sea valiente hasta el final.

Como cada semana, he visitado al médico para revisar mi embarazo.
Me faltan tan solo unos días para dar a luz, y algo no iba bien.
El médico me ha dicho que no se suelen dar casos como el mío, pero que tampoco ha sido el primero. Debía elegir entre la vida de mi bebé o la mía propia.
En ese momento yo ya no escuchaba el médico. Mientras él me explicaba la técnica del aborto y los avances médicos, yo sólo pensaba en mi niño.

Al salir del médico fui a comprar. La comida tenía que estar lista a las dos en punto. A Luis, mi marido, le encantaba llegar a casa después del trabajo y tener la mesa puesta. Le tenía que contar cuanto antes la noticia y la decisión que yo ya había tomado. Él tenía derecho a saberlo, por mucho que me costase decírselo.
Al acabar de comer, me propuse decírselo y antes de empezar a hablar me vino una pena enorme, no podía para de llorar. Poco a poco le fui contando todo lo que me había dicho el médico y mi decisión, ahora más fuerte que nunca. Él no pronunció palabras, me abrazó llorando en silencio. Sus ojos reflejaban tristeza y admiración hacia mí. Durante el resto del día no se separó de mí. Mientras paseábamos por el parque, le decía que él debía ser fuerte. Esta niña iba a ser una bendición, que le llenaría de alegría en los momentos más duros.
Estoy feliz porque voy a crear una nueva vida, pero me cuesta asimilar que me tengo que despedir de todas las cosas a las que quiero.

15 de mayo 1991
Luis ha hablado con el jefe de la empresa, le ha dicho que no irá en un tiempo porque quiere pasar estos días a mi lado y yo no me he podido negar, también necesito un poco de apoyo.
Hoy era el día de visitar a mis padres, tenía que contárselo. No quiero que se sientan mal, si no que se alegren por mí, que acepten mi decisión y que acojan a mi hija.
Al estar apunto de tocar el timbre de la puerta ya me temblaban las piernas. ¿Cómo se le puede decir a unos padres que su hija va a morir? Luis no me soltaba de la mano, creo que fue gracias a su fuerza que pude tocar el timbre. Me abrió la puerta mi padre, estaba sonriente y al verle tan feliz se me iluminó la cara, pero él vio la cara de Luis y ya notó que algo no iba bien. Pasamos y nos sentamos en el salón, enseguida apareció mi madre que nos había escuchado entrar. Nos sentamos alrededor de la mesa  y empecé a hablar, no me esperaba lo que iba a pasar.
Mi madre se levantó, venía directa a abrazarme con lágrimas en los ojos y de repente se desmayó. La cogimos y la tumbamos en el sofá hasta que volvió ha reaccionar.
Mi  padre lloraba, pero se le veía fuerte, creo que él era el único que me entendía de verdad, sabía que me ha dejado de importar mi vida, que solo me importaba la de mi familia, en especial mi hija.
Nos quedamos a comer, hablamos de un montón de cosas, nos reímos muchísimo pero creo que de verdad nadie de ellos reía.
En la cocina mi madre y yo tuvimos una charla. Me dijo más o menos lo mismo que el médico sobre las técnicas de aborto y que después podría tener más hijos. Pero como iba a poder seguir viva yo, sabiendo que he sido la asesina de mi propia hija, no iba a consentir que mi hija muriera por mí.
Cuando nos fuimos de casa de mis padres, en el coche noté algo raro en la expresión de Luis, estaba sonriente y aunque tenía los ojos llorosos le brillaban especialmente. Se notaba que mi padre había hablado con él y seguramente le había dicho que no se preocupase tanto por mí, que yo sería feliz en este tiempo si él también lo era.

16 de mayo 1991
Quiero dejarle las cosas preparadas a mi hija antes de irme, así que hoy nos hemos ido a comprar. Le he comprado mucha ropa, pañales y comida. También hemos arreglado su habitación, es una habitación preciosa de color celeste, con un ventanal enorme, la cuna a la derecha ye el armario a la izquierda. Espero que le guste su habitación.
Ayer mis padres insistieron tanto que hemos vuelto a comer con ellos. Ha sido mi última comida familiar y hoy si que se les veía animados. Tenían juegos preparados y todo, que bien me lo he pasado. Hemos anunciado el nombre del bebé, se llamará Ángela, como ángel del cielo.

17 de mayo 1991
Mañana será el gran día, ya he preparado la maleta de Luis por si tiene que quedarse en el hospital algunos días con la niña.
Yo no estoy  nerviosa y se me han pasado los miedos. Todos los planes que había hecho con Luis sobre esta niña se van a cumplir aunque sea sin mí.
Ángela será una niña preciosa y aunque no tenga madre yo la estaré cuidando y protegiendo desde el cielo, ella no lo sabrá pero yo la veré crecer y estaré en los momentos más importantes de su vida.
Ella será feliz y yo más viéndola, durante un tiempo no estaré con ella pero dentro de muchos años nos encontraremos.

18 de mayo 1991
Dentro de un momento voy hacia el hospital, habrán un montón de médicos intentándome salvar la vida pero yo sé que no lo van a conseguir.
Todo es suerte, y yo que digamos no tengo mucha, desde pequeña he esperado esa papeleta que ponga "PREMIO" pero nunca me ha tocado y aunque ahora tenga el premio más grande, mi hija, nunca llegaré a tener ese premio doble.
Mis últimas palabras para este diario son: Hay que luchar por lo que más se quiere y aunque pases cosas malas o no tan buenas luchando, hay que recordar que lo que viene después es maravilloso y recompensa.

20 de mayo 1991
Soy Luis, no quería que en este diario se quedara sin escribir todo el final.
De camino al hospital a Carolina no se le quitaba la sonrisa de la cara, se le veía segura de si misma y yo no me atrevía a pronunciar palabras, por mucho que quería impedir que se fuera.
Cuando nació Ángela yo no pude dejar de mirarle la cara a Carolina, estaba feliz, sonriente, nunca en mi vida la había visto así como estaba en aquel momento y me dijo "cuida de ella", miré a Ángela era una niña bellísima, fruto de valentía. Ella era lo único por lo que yo en esos momentos deseaba estar vivo.
En ese mismo instante todos los médicos rodearon a Carolina, intentaron reanimarla, pero ya era tarde. Estaba tumbada en la camilla, sin pulso, pero todavía con la sonrisa en sus labios.

FIN

Este es mi breve relato, espero que os guste, os agradecería mucho que me dejaseis un comentario con vuestra opinión. Un abrazo muy fuertote.

sábado, 21 de diciembre de 2013

El día de hoy


Tanto tiempo sin escribir y tantas historias que contar.
Ya he estabilizado mi vida, ya ha cogido el rumbo que deseaba, no sé si será el correcto pero al menos lo aparenta y me hace sentir  segura con lo que hago y quiero. Una simple persona me ha demostrado que puede hacerme cambiar las formas de pensar, sentirme más segura y querer con todo mi corazón. No hace falta irse lejos o apartarse de la sociedad por miedo a lo que pueda pasar, como siempre he pensado yo, si no que hay que arriesgarse, tirarse de vez en cuando al río y comprobar que las apariencias engañan.
Pero está claro que detrás de una oleada de felicidad viene otra totalmente contradictoria, cuando ya te has acostumbrado a lo bueno tiene que haber alguna pega.  Y eso pasa siempre en mi vida, no puedo estar siempre feliz porque está comprobado que siempre tiene que haber alguien que me lo estropee y no sé porque pero siempre quien me hace más daños son las personas más cercanas a mí.
Me gustaría poder hacerle pensar a la gente que yo sé lo que hago, que ya puedo decidir yo sola, no necesito que nadie se enfade por lo que hago porque de los errores también se aprende y si no me dejan vivir experiencias nunca sabré diferenciar lo bueno de lo malo. Un ejemplo claro son esas personas adultas que ya a su edad hacen cosas sin sentido…, no quiero critricarlas ni ofenderlas porque si sigo a este paso yo acabaré como ellas.
Lo que me gustaría aconsejaros es que viváis el día de hoy, nadie os puede decir lo que debéis hacer y aunque muchas personas digan que somos la generación del “hoy” (que queremos vivirlo todo en el momento ) eso no significa nada malo, no hace falta que se viva todo en un día si no que nos dejemos llevar por los sentimientos  en el momento y no cuando ya se tiene algo planificado para ellos.